Densidad de Girasol
La densidad de plantas es una herramienta de manejo agronómico que permite optimizar el uso de recursos. El girasol muestra una marcada plasticidad, aunque tiende a reducir el rendimiento en densidades inferiores a 30.000 plantas ha⁻¹ y superiores a 70.000 plantas ha⁻¹. Los máximos rendimientos se alcanzan generalmente en torno a 60.000 plantas ha⁻¹, aunque este valor varía según el potencial productivo del ambiente y la respuesta específica del híbrido.
EL GIRASOL Y SU PLASTICIDAD: RESPUESTA A LA DENSIDAD FRENTE A OTROS CULTIVOS
Frente a variaciones en la densidad, el girasol, al igual que el trigo y soja, logra mantener su rendimiento gracias a su plasticidad. Esta capacidad de adaptación le permite compensar la menor cantidad de plantas por metro cuadrado mediante ajustes en su arquitectura y fisiología. En contraste, el maíz presenta una menor capacidad de compensación, lo que se traduce en una caída más marcada del rendimiento en situaciones de baja densidad.
¿ESTE COMPORTAMIENTO ES IGUAL PARA TODOS LOS AMBIENTES?
La densidad óptima para maximizar el rendimiento del girasol depende principalmente de la disponibilidad de recursos como radiación, agua y nutrientes, así como del híbrido utilizado.
En ambientes de alto potencial, el aumento en la densidad de plantas suele asociarse con mayores rendimientos, reflejando una mejor eficiencia en el uso de recursos como la radiación solar y el agua. En cambio, en ambientes de potencial medio o bajo, si bien se observa una mejora hasta cierto umbral de densidad, el incremento de rendimiento es menos pronunciado. Esto se debe a que, bajo condiciones limitantes, factores como la disponibilidad de recursos o el estrés ambiental restringen el beneficio de aumentar la densidad, evidenciando la menor capacidad del ambiente para sostener niveles elevados de competencia entre plantas.
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